jueves, 29 de septiembre de 2011

Un final de infarto!!

El béisbol es tan satisfactorio que muchos penarían que podrían vivir sin comida pero jamás sin béisbol. Históricamente este deporte ha dado tantas satisfacciones a muchos y tandas decepciones a otros que no podría explicar que momentos se pudiesen calificar como extraordinarios, yo hasta ahora puedo decir que mi corta experiencia como fanático de la pelota caliente he vivido pocos momentos de extinción gracias a este maravilloso deporte. El retorno de los Medias Rojas en 2004 para ganar la serie de campeonato antes los New York Yankees cuando estaban abajo 0-3 y así romper la maldición del bambino, cuando los Navegantes del Magallanes le ganaron la primera final de la LVBP a sus eternos rivales Leones del Caracas en la temporada 93-94, cuando los llamados gloriosos Leones del Caracas ganaron la serie del Caribe de 2006 en Maracay ante República Dominicana, cuando Alex González dio un home run en el inning 12 para dejar en el terreno a los Yankees en la serie mundial del 2003. Pero estos momentos no tienen comparación con lo vivido en el final de la temporada 2011 en la MLB; gracias a la web 2.0 la información voló como el viento en cuestión de minutos y no dio tiempo de asimilar el espectáculo que ocurrió en cuestión de minutos. 4 Juegos, 8 equipos y de estos, solo 4 con chance de seguir en la pelea, era todo o nada, los grandes cardenales de Albert Pujols, los gloriosos bravos de Chipper Jones, los jóvenes de Tampa con su estrella Longoria y los tradicionales Medias Rojas con el Big Papi y compañía eran los que estaban en una guerra campal donde solo dos saldrían ilesos y continuarían con vida, lo fantástico del final fue el drama y el suspenso y la emoción puesta en cada partido, en cada picheo. Los cardenales aseguraron como mínimo un juego extra al vencer cómodamente a los alicaídos astros de Houston y esperaban sentados el partido de los bravos contra Philadelphia. Atlanta con Chipper Jones como guía ganaba 3-2 en el noveno pero Chase Utley y compañía se opusieron ante ellos y empataron el juego dramáticamente. Entre tanto los Rays perdían 0-7 en el octavo pero el descontrol del joven bullpen de los Yankees hizo estragos y los de Tampa lograron hacer 6 carreras en el 8vo para dar inicio a un regreso de antología digno de un manuscrito del mago Alfred Hitchcock, imparable, doble y golpeado llenaron las bases, otro boleto y otro golpeado traerían dos carreras al plato de caballito, un elevado de sacrificio traería la tercera y con dos en base el niño maravilla Evan, la desaparecería por el derecho para poner las acciones 6-7. Finalizaría la entrada y llegaría el noveno, seguían abajo y Girardi decidió no usar a Mariano Rivera, el mejor cerrador de la historia y regalo más oportunidades que de costumbre y con dos outs, los Rays a en jaque y D. Johnson en cuenta de 2-2 desapareció la bola en línea por el jardín derecho para empatar las acciones y poner un drama con mayor intensidad al final de la temporada. A kilómetros de distancia, los eliminados Orioles con 14 temporadas seguidas teniendo record negativo daban todo en el terreno para aguarles la fiesta a los Red Sox quienes junto a los bravos tenían un pésimo registro de ganados y perdidos en el último mes de campaña. Camden yard con pocos fanaticos viviría lo que yo llamo orgullo profesional, Baltimore murió como lo hace un bate partido cuando produce un hit, murió como héroe, héroe para los fanáticos de Tampa, héroes para el beisbol. Luego de hora y media de retraso por la lluvia el juego volvió al calor y los orioles perdiendo 2-3 en final del noveno, con dos outs y el bate de C. Davis conecta doble en el primer picheo del cerrador estrella de los medias rojas Papelbon, el siguiente al bate sería N. Reimold y en 2 strike saca el bate y conecta doble para empujar a Davis y poner tablas el juego. La locura en Camden yard, la locura en Tampa que hace poco veía como su equipo empataba el juego antes los mulos de Manhattan, el llanto en el monstro verde, el dolor en el dugout de los Red Sox, pero aquí no termináis la historia de lágrimas y risas, Andino al bate ante el impotente Papelbon conectaba una línea corta hacia el jardín izquierdo, a toda máquina Crawford corría desesperadamente para coger la pelota y deslizándose de pies intentaba atrapar la esférica pero esta se salía de su guante y Reimold anotaba para dejar en el terreno y poner punto y final a la que hasta ahora puede ser la peor debacle en la historia del béisbol para equipo alguno. Orgullo y profesionalismo se vio en la celebración de los orioles, celebración que era digna de un final de temporada para quienes ganan el banderín, pero ellos no ganaron nada más que respeto. En la acera de enfrente, los muchachos de Francona tenían una sola esperanza: ligar a su archí enemigo, los Yankees de Nueva York. Entre tanto en Tampa los Rays no querían cerrar el Sun Life Stadium con una derrota, así que el inning 12 sabiendo que los red Sox acababan de perder ante los orioles, el chico maravilla Evan Longoria en cuenta de 2-2 la desapareció en línea por el jardín izquierdo y junto sus compañeros firmarían el regreso del año! Y así, terminaba la temporada regular de la mejor liga de béisbol en su año 2011, así se cerraba la rueda, con un final dramático, emocionante, sin precedentes, excitante, maravilloso, increíble, sorprendente, simplemente digno del béisbol. Un final que tal vez no veremos nuevamente, un final que seguramente no se repetirá, un final que reafirmo la pasión que tengo por el béisbol, un final que reafirmo lo que ya sabía, lo que no recordaba, un final que me hizo comprender mejor porque ¡Amo al béisbol!